Ser ágil sin morir en el intento
El término "Ágil" fue definido por el "Manifiesto Ágil" en 2001. Este fue el término que encontraron aquellos inquietos ingenieros, que convocados por Kent Beck (quién ya para aquel entonces había publicado su metodología de desarrollo de software eXtreme Programming , XP), buscaban acuñar los métodos que estaban surgiendo como alternativa a las metodologías formales que hasta ese entonces eran las protagonistas en el mundo informático. El Manifiesto Ágil resume lo siguiente:
"Estamos poniendo al descubierto mejores métodos para desarrollar software, haciéndolo y ayudando a otros a que lo hagan. Con este trabajo hemos llegado a valorar:
A los individuos y su interacción, por encima de los procesos y las herramientas.
El software que funciona, por encima de la documentación exhaustiva.
La colaboración con el cliente, por encima de la negociación contractual.
La respuesta al cambio, por encima del seguimiento de un plan.
Aunque hay valor en los elementos de la derecha, valoramos más los de la izquierda."
A partir de ese año muchos empezaron a investigar y experimentar en el tema ágil. Se convirtieron en polémicos frameworks como Scrum y Kanban,también la filosofía Lean, que en realidad existía desde mucho antes y no sé restringe solamente al desarrollo de software. En los últimos tiempos se han sumado otros nombres a la lista como son SAFE, DevOps, Lean Startup, Design Thinking y creo que seguirán apareciendo variantes, híbridos, nuevos modelos, y novedosas ideas. Hay mucho por crear aún y muchas necesidades en cuanto a organización de equipos y maximizar potencial de iniciativas.
Pero de lo que trata esta publicación es de la filosofía, y yo opino que la "agilidad" va más allá del modelo, metodología, framework o como quiera llamarse el sistema de trabajo que se utilice. En las recientes lecturas e investigaciones que me he obligado a realizar, he encontrado que muchos se preguntan cuál es la diferencia entre Scrum y Ágil, o entre Lean y Scrum, y hasta entre SAFE y RUP, este último ya sabemos que queda fuera de los términos ágiles. Muchas son también las respuestas, las comparaciones, los beneficios o desventajas de uno y otro y es que difícilmente pueda decirse cuál es mejor o peor sin aterrizarlo al debido contexto de cada proyecto.
Por ahora, yo me quedo con la idea de que "la filosofía ágil" está por encima de todas estas herramientas, salpicando un poco a cada una, a algunas con más fuerza que a otras. Para muchos llamarse "ágil" o empezar proyectos “ágiles” significa estar en la última moda del software, por eso se conforman con aplicar una nueva metodología y esperan que así mágicamente sus proyectos funcionen mejor, o por lo menos igual que antes. Otros aún escépticos, critican esta tendencia tildándola de desorganizada y “demasiado permisiva”. Para mí, la agilidad es un modo de entender la vida. Es adoptar mecanismos de comunicación diferentes, es apreciar tus negocios y tu realidad con otro enfoque. ¿Qué enfoque? Pues uno más dirigido al aspecto humano, donde se potencia cualidades del equipo y el aprendizaje se prioriza y se celebra como única posibilidad de crecimiento. Aplicar "la filosofía ágil" no es solamente aplicar una metodología para desarrollar tus productos o servicios, es ir más allá. Es aceptar el cambio e incluso celebrarlo, es garantizar la calidad no al final de una larga etapa de construcción, sino todos los días, es interactuar con los demás con empatía, es ser colaborativo, es pertenecer responsablemente a una Comunidad y como tal motivarte constantemente con la mejora contínua de la misma.
En este punto, parece que ya desvirtué el tema y me alejé de las tecnologías, pero en realidad hasta los mejores y más exitosos proyectos han estado matizados por las personas que los han creado, por tanto perder de vista los conflictos, sentimientos y motivaciones de los equipos resulta cuanto menos perjudicial para el cumplimiento con éxito de los objetivos. No significa que "la filosofía ágil" sea solamente sentarse en un círculo en el medio del bosque, tomados de la mano, y celebrar la vida. O que haya que dejar que cada miembro del equipo, libremente, haga lo que desee cuando desee y como lo desee. Significa que no te conformes, o te engañes, con aplicar un sistema en tu trabajo que no llevas a tu vida, que de la puerta de tu oficina hacia adentro eres una persona y de la puerta hacia afuera eres otra eso es una fantasía, nadie logra desprenderse de sus conflictos personales simplemente porque en el trabajo lo exijan así, si has dejado a tu bebé con fiebre en la guardería, a cada hora escribirás para saber cómo está, aunque trates que ninguno de tus compañeros te note preocupado. Así que si quieres agilizar tu empresa, empieza por agilizar tu mente y tu vida personal. Estudia cada principio de la agilidad que te comenté arriba y piensa cómo aplicarlos en tu día a día, acéptalos, entiéndelos y compártelos con tu entorno, esos son los primeros pasos que te llevarán a lo “Ágil” que quieres ser.